EJERCICIOS
Ejercicio num. 1: El fluir

Para sentir la experiencia del fluir, basta con que te tumbes y escuches durante cinco minutos los sonidos relajantes de un tema instrumental. No escuches una canción con letra porque las palabras pueden distraerte.
Déjate llevar por los sonidos sin pensar en nada en particular, flotando con la música. No intentes forzar las cosas. Simplemente relájate.
Cuando se acabe la pieza, vuelve al mundo real y observa la diferencia entre lo que sentías al oír la música y lo que sientes ahora. ¿Notas alguna diferencia?
Te aconsejo que tengas una libreta y apuntes las sensaciones, sentimientos, antes, durante y después de escuchar la música.
La experiencia del fluir aparece espontáneamente en los momentos de intensa concentración y creatividad. Muchos músicos parecen absortos en su música mientras tocan. Piensa en la mirada casi extasiada del director de orquesta al dirigir una sinfonía o en la expresión ensimismada de un guitarrista que ejecuta un solo largo y melancólico. Piensa en la concentración intensa de un gran tenista. Muchos deportistas hablan del fenómeno de estar en” otro mundo”. Al jugar al baloncesto, por ejemplo, su concentración puede llegar a ser tan profunda que cuando dan el máximo rendimiento es como si “se fundieran con la pelota”.
Si crees que nunca has experimentado esa sensación, estás equivocado. ¡Seguramente habrás sentido que fluías al hacer el amor¡ Vale más dejar a cargo de la imaginación esta peculiar experiencia del fluir, pero basta decir que al hacer el amor uno puede experimentar tal concentración y placer que todo incluso el tiempo, deja de existir.
En este estado te hallas realmente en el fluir. Incluso la sensación de flotar que sientes antes, durante y después de hacer el amor forma parte de ese caudal unificador.
Ejercicio num. 1: El fluir

Para sentir la experiencia del fluir, basta con que te tumbes y escuches durante cinco minutos los sonidos relajantes de un tema instrumental. No escuches una canción con letra porque las palabras pueden distraerte.
Déjate llevar por los sonidos sin pensar en nada en particular, flotando con la música. No intentes forzar las cosas. Simplemente relájate.
Cuando se acabe la pieza, vuelve al mundo real y observa la diferencia entre lo que sentías al oír la música y lo que sientes ahora. ¿Notas alguna diferencia?
Te aconsejo que tengas una libreta y apuntes las sensaciones, sentimientos, antes, durante y después de escuchar la música.
La experiencia del fluir aparece espontáneamente en los momentos de intensa concentración y creatividad. Muchos músicos parecen absortos en su música mientras tocan. Piensa en la mirada casi extasiada del director de orquesta al dirigir una sinfonía o en la expresión ensimismada de un guitarrista que ejecuta un solo largo y melancólico. Piensa en la concentración intensa de un gran tenista. Muchos deportistas hablan del fenómeno de estar en” otro mundo”. Al jugar al baloncesto, por ejemplo, su concentración puede llegar a ser tan profunda que cuando dan el máximo rendimiento es como si “se fundieran con la pelota”.
Si crees que nunca has experimentado esa sensación, estás equivocado. ¡Seguramente habrás sentido que fluías al hacer el amor¡ Vale más dejar a cargo de la imaginación esta peculiar experiencia del fluir, pero basta decir que al hacer el amor uno puede experimentar tal concentración y placer que todo incluso el tiempo, deja de existir.
En este estado te hallas realmente en el fluir. Incluso la sensación de flotar que sientes antes, durante y después de hacer el amor forma parte de ese caudal unificador.