domingo, 16 de agosto de 2009

"EL HADA QUE FUE BESADA POR LOS DUENDES"





En el bosque todo sonreía al amanecer, los duendes y las hadas se reunían en un lindero del mismo para desearse los buenos días.

El viejo león sonreía al verlos todos unidos y contentos y recibiendo los primeros rayos del sol.

El hada Luciérnaga se sentía esa mañana especialmente feliz. Su vestido vaporoso en todos azules daban unos reflejos maravillosos a su transparente rostro, sus alas lucían preciosas en tonos rosas, azules y transparentes. En su negra cabellera lucia una guirnalda de olorosas flores.

Los duendecillos, sus amigos, le sonreían intrigados al ver el rostro de felicidad de Luciérnaga.

¿Qué te ocurre hoy ¿ Le preguntaron al verla tan sonriente.-
¡Soy muy feliz!
Y ¿Cuál es la razón?
He sentido el calor del amor en mi corazón
¡Anda! ¿Y como se siente eso? Le pregunto un duendecillo con carita de travieso que la miraba sentado en su seta.
Pues muy sencillo, sientes como un calorcito y una sensación de ternura muy, pero que muy grande.
¡Es maravilloso!
¿Estás enamorada?
¡Si! de la vida
Vaya, cuenta, cuenta, como se consigue eso?
Solo tienes que pensar en algo bonito…como por ejemplo; que estamos todos juntos y unidos con los seres humanos, que hay una compenetración muy grande, que compartimos el deseo de un mundo mejor, lleno de amor y respeto por la naturaleza. Que nos comunicamos con ellos y corresponden de forma amorosa y positiva, como nos comunicamos todos nosotros.

Todos los duendecillos escuchaban, al hada luciérnaga, embelesados y algo divertidos, ellos sabían que su comunicación con los hombres era un poco difícil porque inmersos en el mundo que se habían fabricado, no recordaban ya esa comunicación ancestral con la naturaleza y sus guardianes.

Pero a pesar de todo ellos seguían mandando mensajes ya que alguna parte de ellos si sentían, en su sensibilidad, esa comunicación tan hermosa en forma de intuición.

Un poco apartado y con cara de escéptico y muy estirado se encontraba el duende Cerebrin, el era el que se encargaba de la buena marcha de las familias de los caracoles y le parecía una solemne tontería lo que estaba diciendo Luciérnaga.
Sabia muy bien que era inútil mandar mensajes a la familia humana porque no eran sensibles a ellos, en cambio los caracoles seguían sus instrucciones al pie de la letra y su especie gozaba de buena salud.
Luciérnaga miraba a Cerebrin con cara extasiada, y le sonreía con dulzura. Le gustaba este duendecillo estirado y distante pues sabía que en el fondo de su corazoncito había un almita noble y generosa. Era una lástima que hubiese adoptado esa actitud.

En un rincón del bosque y en lo alto de una cima el viejo león sonreía risueño encantado de escuchar a Luciérnaga, pues sabia que nadie mejor para convencer a todo el colectivo de duendes, que ella con su sonrisa tierna y dulce y su corazón repleto de tan buenos deseos.

Los duendecillos preguntaban ¿Cómo podríamos conseguir la atención de los humanos?
Muy sencillo contestó Luciérnaga, Penetremos en los sueños de los niños y susurremos en su oído nuestra existencia, también podemos decirles que vengan al bosque en primavera a visitarnos y nosotros estaremos esperándolos para darles la bienvenida, con guirnaldas de flores y todos juntos comentaremos la posibilidad de cambiar el sistema de vida para prestar más atención a la conservación de los bosques y la especies.

Cerebrin, aunque parecía distante, no se perdía ni una palabra de Luciérnaga y recapacitando pues, como que no le parecía tan descabellada su idea.
La miraba por el rabillo del ojo y realmente la encontraba encantadora, con su vestido azul tan vaporoso, y sus alitas transparentes y tan lindas que cuando aleteaban cerca de su corazón, sentía una sensación entre extraña y placentera que lo transportaba a un mundo maravilloso donde todo era posible.

Las palabras dulces y tiernas de Luciérnaga iban calando en el y pensaba en la forma que podrían llevar a cabo esta idea.
Los demás duendecillos sonreían cómplices y deseando ayudar en esta idea brillante de esta hada tan linda y tan buena compañera.

¿Por qué no nos reunimos para hacer un plan?

¡Buena idea! contestaron todos los duendecillos y animalitos del bosque que poco a poco se habían acercado al ver la concentración del colectivo de duendes.
Quedamos en la próxima noche en el claro del bosque, como hay luna llena será más mágico.
¡Vale contestaron al unísono! ¡Hasta la noche!

Y llego la noche con su luna llena y sus estrellas brillantes iluminando todos los linderos del bosque.

Y cientos de animalitos se acercaban sonrientes y contentos a la llamada de Cerebrin, deseosos de poder forjar un plan perfecto, que diera la posibilidad a todos los humanos de la conexión perfecta con la madre naturaleza y todos los seres que la componen.

Cerebrin se situó en lo alto de una enorme seta, que acepto con sumo grado su compañía.

¡Atención a todos! Esperaremos un poco más para dar lugar a que lleguen nuestros hermanos los caracoles y las tortugas.
Todos asintieron y acto seguido se pusieron a charlar entre ellos de las posibilidades que podrían tener. Cada uno comentaba la idea que tenia y así compartan muy animados hasta que llegó el último de la familia caracol.

El León escuchaba sonriente y muy complacido al ver el éxito que había tenido la llamada de Cerebrín. La cebra pensaba que sería estupendo poder cabalgar al lado del hombre sin sentir miedo a ser capturada, y así cada uno de ellos barajaba la posibilidad del retorno a una comunicación a todos los niveles con los seres humanos y la madre naturaleza.

¡Veamos! -Dijo Cerebrin-
Para agilizar este encuentro propongo que nos reunamos por familias y así en comunión expongamos lo que realmente será la mejor solución para poder trasmitírsela a Luciérnaga.
Y así en silencio y con un gran respeto fueron reagrupándose por familias y deliberando entre ellas la mejor solución.

Comenzaremos por la familia de los elefantes. ¿Qué tenéis que decir?
Nosotros hemos pensado que ya que lo tenemos un poco más fácil pues tenemos hermanos que viven desde hace muchos años en compañía del hombre en los circos, sería interesante comunicarnos con ellos e intercambiar opiniones, ya que al estar más cercanos podrán darnos información de la mejor manera de iniciar un contacto más directo.

Pues bien mirado, no es mala idea. -Contesto Cerebrin - Pero debemos pensar como nos ponemos en comunicación con ellos, ya que al estar en los circos, es más difícil acercarse a ellos.

Eso no es problema, -contestó el portavoz de la familia de las palomas mensajeras- Nosotras podemos volar a cada ciudad y transmitirles el mensaje.

¡Fantástico! -.contestó Cerebrin, ahora lo que nos falta es preparar entre todos el mensaje que debemos transmitir y ver de que forma se lo hacemos llegar al hombre, pero primero esperaremos a recibir la información de nuestros hermanos los elefantes cirquenses, así todo será más efectivo y más claro.

La respuesta de los hermanos elefantes que vivían en los circos recorriendo ciudades, no se hizo esperar mucho gracias a la diligencia de las palomas mensajeras que recorrían todo el mundo.

El mensaje era muy esperanzador, hablaba de la ilusión de todos los niños de la tierra cuando veían trabajar en el circo a los elefantes, los monos, hasta los leones que con sus rugidos a veces les asustaban, les parecían fantásticos.
Había que ver la carita ilusionada de los niños haciendo cola para ver este estupendo espectáculo, las risas que salían frescas como cascabeles al ver la actuación de los payasos, incluso cuando una llama les lanzaba sus salivazos se agachaban para que nos les salpicara pero reían felices.

¡Esto es estupendo! Contestaron todos los animalitos del bosque.
Ahora solo falta encontrar la mejor forma de transmitir nuestro mensaje.

La idea la tenemos, pero tenemos que hallar la mejor forma de plasmarla y tratar de que llegue a los niños y a los adultos que aún conservan su niño interior.

Bueno contesto Cerebrin, ahora creo que debemos pedir el consejo del hada Luciérnaga, ella con su dulzura y su amorosa actitud podrá llegar a transmitirnos el mejor mensaje.

¡Si!... ¡Si!, -contestaron todos los animalitos del bosque- ella es la que mejor podrá transmitir este mensaje.

Luciérnaga estaba muy contenta y emocionada porque parecía que se estaba llegando a encontrar la solución que tanta ilusión le hacia.

Bueno espero que entre todos lleguemos a la mejor solución. Yo intentaría llegar a los sueños de los niños y las niñas del mundo, haciéndoles llegar una historia de amor.

Cuenta, cuenta…-le animaron todos-

“Había una vez un niño que cuando nació era diferente a los demás niños de su barrio. Era diferente desde el mismo momento en que nació. En el momento de su nacimiento tuvo dificultades y sus papas pensaron que quizás no llegase a vivir, pero los médicos y las enfermeras del hospital pusieron todo su empeño y todo su saber para que Pablo -que así se llamaba el niño- se asiera fuerte a la vida.
Pablo por su parte con sus pequeñas manitas se agarro fuertemente a estas manos salvadoras que con tanto amor lo trataban.

Y pasaba el tiempo y la mamá y el papá del niño acudían todos los días a verlo a la incubadora. Desde esa cajita mágica y de cristal podían ver las piernecitas y las manitas de su niño adorado que se movían con fuerza, como diciendo “Yo amo a la vida”.

Tuvo una infancia entre hospitales y médicos, pero ni su mamá ni su papá perdían la esperanza de ver a su hijito bien y disfrutando de la vida.
Pablo era un niño muy risueño y muy activo, pronto se gano la admiración y el cariño de los médicos y las enfermeras de los hospitales, con su alegría y buen humor.

Y pasaron los años y este niño tan especial, crecía rodeado del amor de sus padres, de su hermano mayor, de sus abuelos, de toda su familia y del barrio donde vivía.

Nunca se vio en su rostro reflejada el desanimo y el fracaso. Siempre tenía en su carita una sonrisa y una palabra de aliento para cualquier persona o niño que llegase a su lado. También se enfadaba a veces, no creáis, pero enseguida se le pasaba.

Todos los animalitos del barrio le querían, porque siempre tenía una caricia o un juego para ellos.

¿Y sabéis cual era el secreto de su éxito?

¿Cuál?- preguntaron todos-

Que se sentía querido y aceptado a pesar de las diferencias que trajo consigo al nacer.

Su mamá lo trato desde muy chiquitín, como a un niño normal, para ella lo importante era que su pequeño se restableciera y disfrutara de las cosas buenas de la vida. Cuando estaba enfermito en el hospital procuraba enseñarle la parte positiva de la vida y en la cara de la madre siempre había una sonrisa, un beso y una caricia para su pequeñín y una canción de cuna.
A veces también le reñía y le castigaba, era importante que aprendiera las normas de la sociedad, para poder relacionarse con todo el mundo, desde el respeto y el cariño, pero también pasaban ratos jugando juntos y Pablo conforme iba creciendo, se iba adaptando, a pesar de sus dificultades, al barrio y a sus vecinos.

Su papá lo llevaba a jugar al fútbol pues le apasionaba este deporte y su hermano al cine a ver Jarry Potter, que por cierto le encantaba.

Llegó un día en que cerca de la casa de los abuelos de Pablo, en una explanada que había cerca del paseo marítimo, empezaron a montar un circo.

El abuelo lo llevaba todas las tardes a ver a los animalitos que estaban en la parte de atrás. Había un burrito, unos elefantes, monitos y Pablo con su carita asombrada miraba a todos los animalitos queriendo acercarse a ellos.

El abuelo le hablaba de los animalitos, de cómo en su pueblo cuando era joven había muchos burritos y caballos, conejitos, patitos y el niño sonreía encantado.

Su mamá al ver la ilusión en sus ojitos le dijo-Bueno Pablo- el domingo próximo nos vamos al circo-

Y llegó el domingo, el circo estaba rebosando de niños y de alegría. Pablo estaba encantado y cuando empezó el desfile, los elefantes, los caballos, los leones, los domadores, las llamas, los payasos, los equilibristas, los trapecistas…

Todo era mágico, lleno de alegría, luz y color, también hubo momentos que tenían que contener la respiración al ver los ejercicios tan arriesgados de los trapecistas y equilibristas, pero luego los payasos con sus historias, llenaron de risas y buen humor a todos los asistentes.

Desde ese día en los ojitos de Pablo brillaban dos estrellitas cuando recordaba esa tarde tan maravillosa pasada en el circo y en sus sueños hablaba con el burrito, con el elefante, la llama, el león, los monitos y todos, todos eran sus amiguitos.”

¡Que historia tan bonita!... Exclamaron todos los animalitos del bosque-
Si es bonita porque a través de la ilusión, la alegría, el buen humor y sobre todo el amor, se acercó el mundo de los animalitos a los niños y a sus familiares que volvieron por unos momentos a sentirse niños- Añadió Luciérnaga-

Creo sinceramente que debemos acercarnos a los sueños de los niños y de los adultos, desde el amor y la alegría para que como Pablo, nunca olviden el niño que llevan dentro.

Y este es el comienzo de un hermoso reencuentro, a través del niño pequeño de cada ser humano, que mantiene vivo el recuerdo ancestral de un mundo donde todos, junto con la naturaleza estamos en comunicación.

Así al despertar este recuerdo, la confraternidad, el amor y la libertad se harán realidad, creando entre todos un mundo maravilloso, llenando de ilusión y alegría todos los bosques de la tierra.

FIN