
Somos Un punto de luz en la inmensidad del océano de la vida, que surge por doquier mostrándonos su mejor sonrisa.
Acunada en mi regazo camina ligera mi niña pequeña sonriendo desde la dulzura del amor incondicional.
Resurge hacia un mundo nuevo lleno de ternura, caricias y deseos, iluminando el camino hacia la vida…la auténtica vida, la que nos brinda la oportunidad de caminar por senderos donde todos caminamos cogidos de la mano en una nueva sintonía de cariño.
Miro mis manos sobre el teclado y mi corazón sonríe al sentir la presencia amorosa de mi cuerpo en su despertar a la luz de lo que realmente es. Despierto esta de su letargo como el oso en su ivernar para resurgir en la primavera de la sonrisa interior.
Siento que debo pulsar las teclas de esta comunicación suavemente…sin prisas, disfrutando de este presente unificado, que descubro a través de la atención de lo que soy en un conjunto.
La dulzura es mi estado de ser y sentir, es donde mi niña pequeña empieza a asomarse a la vida por las ventanas de mis ojos…delicadamente, afortunadamente, sensiblemente, dándose cuenta que aunque en este presente el miedo que aún tiene la forma de un pequeño pesar, lo acepta y lo ama porque es un compañero de camino que junto con la respiración, poco a poco su corazoncito sanará sus heridas.
Y acuno a mi niña pequeña con amor y ella empieza a sentirse segura en mi regazo.
Se que esto es solo el comienzo y persevero… con amor Carmen