Cuando nos hacemos impersonales, cuando dejamos fluir y aceptamos las situaciones, con la confianza y la actitud de de ver; se van manifestando nuestras sombras o demonios que no son ni más ni menos que nuestros talentos ocultos, tapados con el velo del olvido.
Sería bueno no ver al demonio o miedos, como una fuerza destructora y veamos todo la belleza y toda la energía sexual impulsora de la creatividad más hermosa.
Esa energía maravillosa que los Cristianos reconocemos como Dios, nos creó a su imagen y semejanza. Creo el día y la noche para que pudiéramos apreciar la belleza en todas sus formas.
¿Cómo podríamos ver las estrellas sin el manto oscuro de la noche?
La noche realza en todo en todo su potencial la luz de las estrellas, de la luna, y nos invita a enamorarnos.
Desde hace muchos, muchos años, se ha utilizado el miedo y el poder del dinero para manejar a la humanidad, y creo sinceramente porque no se había descubierto, en su totalidad, del poder del amor, la creatividad y la belleza.
Miremos a la Madre Tierra, miremos el Universo ¿No es hermoso?
Solo tenemos que mirarlo, amarlo y cuidarlo con amor.
Podríamos mirar la energía sexual desde otro ángulo, no solo desde el placer corporal y la procreación.
Miremos toda esa fuerza portadora de vida, desde la belleza y el estímulo de crear algo nuevo y armonioso.
Miremos el lado auténtico de la sexualidad, el que nos impulsa a crear más belleza, si va acompañada de la energía maravillosa del amor.
El Amor, es la fuerza de la vida, que transforma en armonía luz y autenticidad todo lo que toca.
Si ponemos en nuestra vida el amor en todo lo que hacemos, cuando limpiamos, cuando cocinamos, cuando labramos la tierra, cuando dirigimos una empresa, cuando curamos a un enfermo cuando escribimos un libro, en cualquier tarea que hagamos y sobre todo cuando compartimos relaciones sexuales desde el amor, la fuerza creativa se expande y podemos sentir en todos nuestros cuerpo y sentidos el despertar de nuestro verdadero potencial.

Todos y cada uno de nosotros, tiene una fuerza creativa, renovable, que al manifestarla en nuestro cuerpo físico a través del amor, nos impulsa a ese fuego que arde, pero no destruye, que une pero que no ata y que potencia la vida y no la muerte.
Vivamos con alegría tratando de descubrir los dones que Dios y la vida nos dio. A través del otro, con naturalidad, con la fe y la certeza de que todos estamos implicados en esta búsqueda o reencuentro y que pasito a pasito se manifestará para nuestro más alto bien y el de toda la humanidad.
Carmencita
No hay comentarios:
Publicar un comentario